A pesar del hecho de ser una de las cartas que escribió Pablo en Roma durante su primer encarcelamiento, en la carta a los Filipenses abundan las expresiones de alabanza, de confianza y de regocijo. Esta es una carta de amor espiritual a la iglesia, llena de cariño entrañable y de gratitud. Realmente, la carta resalta la victoria y el gozo en un contexto de sufrimiento.
En el mundo moderno parece que una carta escrita hace casi dos mil años no tiene ninguna relevancia para las circunstancias en que vivimos hoy en día. Walvoord pone en orden esta manera de pensar cuando dice:
“…pronto sacude la capa de moderna superficialidad de nuestro mundo actual, y pone al lector cara a cara con los valores espirituales últimos, que satisfacen al corazón y que dan gozo y paz en una manera en que ninguna comodidad o placer modernos podrían imitar.”
El apóstol Pablo escribió bajo la dirección del Espíritu Santo prometido a los apóstoles por Jesús (Juan 14:28; Hechos 2; 2 Timoteo 3:16-17). Por medio de una lectura cuidadosa podemos llegar a un entendimiento y perspicacia de la fe viva de los creyentes en Cristo del primer siglo. Muchos pasajes en la carta exponen las características encantadoras de las vidas influenciadas por la Palabra inspirada de Dios, especialmente el gozo que viene de la fe en Cristo.
Filipenses refleja las características de una carta de amistad y de exhortación. Los antiguos griegos y romanos se tomaban con gran seriedad el arte de la escritura epistolar. Se nota el patrón de los elementos del estilo epistolar en los que Pablo escribió como el saludo, la oración por los receptores, noticias sobre el autor y la solicitud de las noticias de los receptores… Es un ‘arte’ que me parece que rápidamente desaparecerá en nuestros tiempos de los mensajes de textos por medio de los celulares.
La amistad de los filipenses y de Pablo está basada en su mutua colaboración en el Evangelio con Cristo, el centro de todo. También Dios quiere que nosotros tengamos, como ellos, una relación constante con Cristo. Pablo no se sentía como una ‘víctima’ ni se quejaba de estar prisionero injustamente. Pero no solo Pablo estaba lleno de gozo sino también los filipenses. Ellos eran la iglesia que compartía con Pablo en “dar y recibir”, enviando ayuda “una y otra vez” cuando él estaba en necesidad (4:15-16). La carta a los filipenses era un “gracias” por lo que ellos habían enviado a Pablo por medio de Epafrodito (4:18).
Tenemos gozo porque sólo Dios puede darnos la nueva vida en Cristo, la vida eterna. Así es como los filipenses tenían “la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento” (4:7). Por eso es que los filipenses no habían perdido de vista la meta y su enfoque estaba en Cristo. Estaban firmemente conectados a la vid, Cristo Jesús. Pablo exhorta a sus lectores a buscar primero el reino de Dios, aún si ello conduce a grandes sufrimientos y penalidades. Él dice que puede estar contento bajo toda circunstancia por la fortaleza que Cristo da. Un estudio de la carta a los Filipenses nos ayudará a preparar nuestras vidas para comprender las buenas noticias del Reino de Dios.
William Rawson (Inglaterra)
Carlos Revelo (Ecuador)
2015
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión Reina-Valera 1995, Sociedades Bíblicas Unidas.